Presentación

Bienvenidos!
Este blog está dedicado a los participantes del Taller de lectura "Leyendo a..." que coordina la profesora Cecilia Boggio, aunque desde ya todo el mundo es bienvenido.  Cecilia no solamente es la coordinadora, sino la creadora y alma del taller. Sin ella el taller no existe.  La pasión, la mente abierta, el enorme conocimiento, el escuchar con atención a cada integrante y valorar aunque sea el mínimo aporte hacen que Cecilia tenga un imán para quien gusta de la lectura. Modestamente quisiera colaborar desde aquí para que todo lo que se pueda aportar para enriquecer el taller lo hagamos y sigamos comentando los libros leídos.

Gustavo

Nota de Cecilia para el Centro de Escritores con motivo de los 20 años del Taller Leyendo a...

LEER ES UN PLACER GRUPAL, GENIAL…

A 20 años de actividad del taller LEYENDO A

En marzo del año 1993 en el Museo de Bellas Artes un lunes, quizá el 29, comenzaba una aventura que va a cumplir sus 20 años de sueños ininterrumpidos.

Sueños de lectura para todos los vecinos de General Roca. Sueños de la persona convocada para ocuparse de la preparación y coordinación de los encuentros. Sueños de los ávidos lectores que tiene nuestra ciudad.

Así, con esa hermosa aspiración en común nació el Taller Leyendo a…

La primera convocatoria, a propuesta del entonces Director de Cultura, Lic. Natalio Kisnerman, fue leer a Borges durante todo el año. Una aventura arriesgada, no sabíamos quién vendría, no sabíamos si iba a gustar, pero calidad se impone, y desde  Leyenda Policial hasta sus últimos poemas, ese año tuvimos juntos una revelación: al placer individual que nos da la lectura se sumó el compartirla y encontrar cómo se enriquece con las lecturas de los demás.

Y de eso se trata: escuchar al otro, discutir interpretaciones, acceder a las técnicas empleadas por el autor, ubicarlo en tiempo y espacio, releerlo desde nuestro aquí y ahora.

La dinámica es sencilla. Ir al encuentro con el texto leído, la coordinadora expone brevemente aspectos relevantes de la vida y la obra del autor a tratar, luego propone la formación de grupos heterogéneos y les da las consignas de trabajo. Después de unos sesenta minutos se realiza el plenario, allí las discusiones se comparten y se enriquecen las respuestas que generalmente llevan a una conclusión consensuada. También se comparte el café y algún dulce.

¿Quiénes participan? Quien quiera leer, compartir los análisis o simplemente escuchar. Es importante llevar el texto leído, pero también se acepta al que no lo pudo hacer, el grupo le contará el argumento y le dejará la necesidad de llegar a casa y devorar la obra.

Como la entrada es libre y gratuita el grupo es heterogéneo: estudiantes, jubilados, profesionales, artistas, escritores publicados y por publicar y hasta un finalista del Premio Clarín novela, amas de casa, bohemios. Todos tenemos en común el gusto por la lectura.

 La mayoría vive en Roca Por más de 10 años vino un matrimonio desde Villa Regina, actualmente dos de los integrantes permanentes viven en Cipolletti y un tercero en Cinco Saltos. Hemos tenido encuentros a los que asistieron desde Viedma, Neuquén y Valle Medio. Cuando se estaba asfaltando la ruta 6 uno de los ingenieros a cargo, gran lector,  participó activamente hasta que lo obra estuvo terminada y debió volver a Buenos Aires.   No siempre son los mismos, hay obras o autores que tienen por sí mismos una gran convocatoria: Borges, Cortázar, Poe, Soriano, Homero Manzi,  Martín Fierro o El Quijote tienen su propia “hinchada”. También los géneros marcan algunas diferencia, es notable cómo hay lectores de poesía que solo vienen cuando analizamos ese tipo de texto. Sin embargo está el “núcleo duro”, un grupo de unas quince personas que leen todas  las propuestas.

Así hemos ido conformando una cofradía de lectores que quizá solo nos vemos una vez al mes, en el momento del encuentro. Analizamos, discutimos, muchas veces aparecen las diferencias  ideológicas, pero siempre sentimos ese sentimiento de pertenencia que nos une a través de la palabra escrita hecha arte. Durante estos 20 años varios de nuestros primeros lectores ya partieron, pero sus presencias aparecen siempre en alguna interpretación, en el recuerdo de alguna anécdota risueña.

Como coordinadora,  propongo los textos que vamos a leer en el próximo encuentro, pero no siempre el grupo parece muy entusiasmado con esa propuesta, por ejemplo: me llevó como tres años convencer a los lectores activos para que atacáramos “Una excursión a los indios ranqueles” El resultado del taller fue maravilloso y aún hoy les comentan a los nuevos algunos hechos que se asocian a la novela.

 Siempre elijo un libro que me haya apasionado como lectora ingenua y lo vuelvo a leer pensando en el Taller. Me costó mucho proponer Onetti, porque su obra en general me causa una profunda tristeza, pero me dije: es ineludible.

Así hemos transitado por todo el canon de la literatura argentina, desde El Matadero hasta Ema La cautiva, con Arlt, Piglia, Puig, Bioy Casares, Silvina Ocampo y tantos más. Desde Alfonsina hasta Pizarnik, pasando por Lugones, Carriego y Gelman entre otros de los poetas que hemos analizado. No dejamos de lado el sainete, el grotesco criollo, ni la tragedia y hasta nos animamos a algunos ensayos. Hicimos un acercamiento a nuestros  narradores policiales. Discutimos exaltados los cuentos de Walsh, las novelas de Soriano, Dal Massetto, Di Benedetto, Abelardo Castillo, Saccomanno y Fogwill tan solo por nombrar a algunos de los leídos. Hasta nos dimos el gusto de analizar las letras de los tangos de Homero Manzi y también descubrir a Guillermo Martínez, cuando la fama aún no le había llegado.

Sin embargo no nos quedamos solo con el país, analizamos las obras los latinoamericanos por supuesto de García Marquez, Carlos Fuentes, Vargas Llosa, Rulfo, Scorza, Benedetti o Sepúlveda, entre los más famosos, pero hubo más. En poesía Martí, Darío, Cardenal o Neruda.

De la Madre Patria: el Quijote, por supuesto, y las dos partes, otros clásicos y también los poetas, los dramaturgos y los ciclos temáticos , como por ejemplo la literatura de la Guerra Civil, desde las poesías de Hernández hasta la narrativa de Cercas, Rodoreda o Manuel Rivas.

No nos asustamos ni con  Poe, Faulkner, Virgina Woolf ni Henry James. Nos deleitamos con Paul Auster o Tenessse Williams, Truman Capote o Susan Sontang. Saboreamos maravillados la prosa de Marguerite Youcenar, de Pavese, de Dickens, de Kundera como también la erudición de Umberto Eco, la anticipación de Kafka, nos conmovimos con Goethe, Ibsen y Maupasant y fuimos cautivados por los autores rusos, con Tolstoy y Turgeniev a la cabeza, incluidos Putskin, Chejov y Dostoievski. Y tampoco dudamos en leer el primer bestseller del mundo, El Conde de Montecristo.

¿Cuántas obras harán sido? Imposible tener la cifra exacta, porque hubo antologías de cuentos, como la de Literatura Fantástica de Ocampo Borges y Bioy Casares, o la de piezas teatrales de los dramaturgos de la Patagonia. Deben ser unas 300 como mínimo.

Nos visitaron Antonio Dal Massetto, Guillermo Martínez y hasta pudimos hacerles una devolución de nuestras lecturas a algunos de los autores de la mencionada antología teatral.

Siempre digo que leer esa una de las formas de la felicidad, leer es una adicción y un placer. La obra literaria jamás hace daño y pone en palabras aquellas cosas que no sabemos cómo decir y que alguien, hace mucho o ayer nomás, pudo hacerlo por nosotros.

Cuánto más enriquecida se hace nuestra lectura cuando la compartimos, cómo se nos abren nuevas perspectivas a partir de distintas interpretaciones y cómo llegamos a vivenciar que, mientras haya un creador, nunca vamos a estar solos, siempre “nos queda la palabra” y por lo tanto la vida se hace cada vez más bella. En mi caso particular, coordinar el Taller Leyendo a… es uno de los hechos más importantes que me han sucedido.

                                                                                               Cecilia Boggio